En el corazón de Guerrero, México, nació una bebida que se convertiría en un símbolo de la región: el Refresco Yoli. Fundado por Don Manuel Castrejón Gómez y su esposa, Doña Conchita Diez, en 1918, este refresco ha pasado de generación en generación, manteniendo su receta original y su esencia familiar.
La historia de Yoli comienza en Taxco, donde se embotellaba originalmente con el nombre de La Vencedora. Sin embargo, en 1933, el nombre cambió a Yoli, en honor a la hija de los fundadores, Yolanda. La receta secreta de Yoli se basa en la combinación perfecta de cáscara de limón, azúcar y agua, hervida y enfriada a la perfección, con un toque especial que solo se logra al congelarla.
La familia Castrejón Diez ha sido la encargada de mantener viva la tradición de Yoli. Rafael Castrejón Gómez, hijo de los fundadores, fue un hombre ingenioso que, sin saber leer ni escribir, se dedicó a la fabricación de jabones y posteriormente se convirtió en minero. Su legado continúa en la producción de Yoli, que ha pasado por diferentes etapas y ubicaciones, desde Taxco hasta Acapulco.
En 1950, se inauguró la primera planta productora de Grupo Yoli en Acapulco, y en 1970, se reubicó en la Planta Cuauhtémoc. En 1981, se abrió una segunda planta en El Cayaco, Acapulco. A lo largo de los años, Yoli ha sido testigo de la evolución de la región, pero su esencia ha permanecido intacta.
Hoy en día, el Refresco Yoli es un símbolo de la identidad guerrerense y acapulqueña. Su presencia es indispensable en las comidas y platillos locales, y su sabor único ha conquistado el paladar de generaciones. La historia de Yoli es un testimonio de la pasión y dedicación de una familia que ha mantenido viva una tradición que refresca y une a la comunidad.