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La historia de La Hacienda de los Morales

Uno de los lugares más conocidos de Polanco es la Hacienda de los Morales, una opción  para compartir una fecha especial con la familia, amigos o una cita de negocios.

Su historia comienza cuando Hernán Cortés, tras conformar el sitio de México-Tenochtitlán, en 1526, estableció una estructura de gobierno que distinguía a miembros de la aristocracia mexicana; entre ellos se encontraba la hija de Moctezuma, a quien se le casó con Alonso de Grado, el “visitador de los indios”. Como regalo de bodas, Cortés le concede a la novia la que sería la Hacienda de los Morales.

Se dice que en 1529, tres vecinos de Tacuba vendieron, con la ayuda de un intérprete, un pedazo de tierra al español Francisco Gudiel Barbero. De acuerdo con la escritura de compraventa, la extensión del terreno en venta era de 120 brazas de ancho y 170 de largo –un correspondiente de seis hectáreas– por el rumbo de Ximilpa. En total, se pagaron 20 pesos de oro –lo que equivale hoy a un centenario–. Los vendedores, Juan, Sancho y Francisco, eran servidores de Doña Isabel de Moctezuma.

Al principio, el terreno se destinó a sembrar las primeras matas de moras para la crianza del gusano de seda. De hecho, gracias a estos frutos se les dio el nombre de la Hacienda de los Morales.

En 1540, las tierras pasaron a manos de Don Lorenzo de Tejada, quien las extendió y habilitó para el cultivo de granos y cría de ganado. Además constituyó La zanja de los Morales, un acueducto que delineaba una trayectoria de norte a sur, que hasta la fecha aún puede ver su trazo en la ciudad.

Sin embargo tardó más de 100 años, en 1647, para que la construcción de una finca tuviera lugar. Desde ese entonces hasta mediados del siglo XX, la hacienda era una residencia particular en donde habitaron numerosas familias de la sociedad mexicana. Antes de llamarse Hacienda de los Morales, sus dueños la bautizarían como San Juan de Dios de los Morales.



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En la Hacienda de Los Morales, del Siglo XVI, parte de sus tierras, se utilizaba  para fabricar el primer aceite de olivo, diferentes cultivos, molinos de trigo, y se sembraron las primeras moreras para la crianza del gusano de seda.

Fue hasta la década de los 30 que se ubicó un nuevo fraccionamiento, que abarcaba sólo desde Campos Eliseos hasta Masaryk y de Moliere a Arquímides, que actualmente constituye la zona de Polanco.

Alrededor de 1965, se realizó la primera de una serie de juntas de trabajo, la convocaban el arquitecto Juan Cortina Portilla, Don Pedro Gorozpe y el Sr. Antonio Cuevas Núñez, con el propósito de despertar el interés de una nueva empresa: hacer del casco de la hacienda el mejor restaurante de la ciudad. Ahora es un renombrado restaurant con menú internacional en la enorme y elegante ex-hacienda colonial, cuenta con 14 salones, aéreas verdes, un jardín majestuoso, lugar ideal para diferentes eventos sociales.

Con el paso del tiempo, la hacienda fue testigo de eventos trascendentales en la historia de México. Por ejemplo, en septiembre de 1821, Agustín de Iturbide y Juan O’Donojú, Virrey de España, discutieron los términos para la retirada de las fuerzas españolas del país en un desayuno a cargo de José de Garay, dueño de la hacienda; para 1840, el sitio se convirtió en el hospedaje del general Juan Álvarez y las tropas de Resistencia a la invasión norteamericana del general Winfield Scott; y en 1914, Pancho Villa utilizó la hacienda como refugio para acampar sus tropas de la División del Norte y así alimentar la caballada en los alfalfares de la misma.

Y hoy, cinco siglos después, la Hacienda de los Morales es el centro de atención de numerosos eventos sociales así como de grandes pintores como José María Velasco, German Gedovius, Daniel Thomas Egerton y Conrad W. Chapman.


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