El Teatro Apollo

Por Xavier Valiño

Cuando abrió en 1934, el teatro Apollo se convirtió de inmediato en uno de los muy escasos lugares no segregados que daba oportunidades a la gente de color, casi el único sitio en el que estos artistas podían actuar y lanzar su carrera. De hecho, solo allí Billie Holiday se sentía segura cantando “Strange Fruit”. Desde entonces, y con un único parón debido a una bancarrota, ha seguido en activo.

Ese oasis anhelado y envidiado en el corazón de Harlem es, como bien se asegura en este documental, historia de la cultura negra. Así lo recuerdan algunos de los rostros, conocidos y anónimos, que intervienen en el film, asegurando ya desde su inicio que Apollo es sinónimo de ser negro, de estar al más alto nivel, de conseguir lo que uno pretenda. 

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Aunque no siga una narración lineal clara, se recuerda a Ella, Sarah o Eartha, se ve en su escenario a Lauryn Hill a los 13 años y a Stevie Wonder a los 12, se muestran las notas de su primer dueño calificando las actuaciones y cómo había ido el negocio cada noche, se habla de lo decisivo que fue el directo de James Brown registrado allí o lo importante que sigue siendo su noche de los aficionados. Montado más bien a base de impulsos e impresiones, seguro acrecienta el interés en el espectador por seguir investigando… y por visitarlo.

via ultrasonica

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