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“Ser hombre es ya por sí mismo una circunstancia atenuante”
.- Pitigrilli (1893-1975) Escritor italiano.
Es cierto que los tiempos han cambiado, atrás quedaron esas épocas en las que un hombre tenía solo de una… “SER EL HOMBRE DE LA CASA”, una expresión incrustada en la concepción de nuestra sociedad como si de hierro liquido se tratase, una máxima que era incuestionable, inclusive, por los mismos hombres que no tenían ni una remota idea de como conseguir tal objetivo, porque, para ser “el hombre de la casa”, se debían cumplir a la perfección 5 cuestiones inquebrantables:
1)Soportar el dolor en silencio, sin mostrar debilidad alguna
2)Tener mano de hierro para dirigir a la familia
3)Poner siempre el ejemplo a pesar del miedo
4)Ser el único proveedor del hogar sin ayuda
5)Estar ausente de todo y todos
5 requisitos que en su simple mención esconden un sinfín de complicaciones, traumas, conflictos de identidad pero sobre todo ansiedad y dolor, para nadie es un secreto que históricamente con base en estadísticas comprobables, según el ultimo reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre el tema, los hombres presentan una tasa de 4,5% de suicidios por cada 100 mil individuos, mientras que la tasa en mujeres solo alcanza el 1,7% por los mismos 100 mil individuos, situación que no es para restarles importancia, pero, para los investigadores avocados a las conductas suicidas, este dato sigue generando preguntas: "Desde que llevamos registros, hemos visto esta disparidad", dice la psicóloga Jill Harkavy-Friedman, vicepresidenta de la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio.
Aunque vale aclarar que, si bien es mayor el porcentaje de hombres suicidas a comparación de las mujeres, son estas últimas quienes lo intentan más veces en una relación de 2.1% por 1.3%, es decir, que los hombres logran con “mayor facilidad” cometer el acto, pero… ¿por qué sucede esto?, ¿Qué motiva a los hombres a tomar esta decisión?
En 2019, la especialista Ana Gabriela García Fernández, asesora de la unidad de psicología del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, destacó varios aspectos importantes que nos pueden dar un mejor panorama sobre este punto:
“A los varones, culturalmente se les enseña que ellos mismos deben aprender a resolver sus problemas y que no pueden, ni deben, externar lo que están sintiendo. Esto ocasiona que empleen soluciones riesgosas que los orillan a terminar con su vida. En contradicción con las féminas, en donde, está completamente aceptado que expresen sus emociones por esta posición de vulnerabilidad que supone poseer por naturaleza”
Si sos hombre te chingas y hacerte el duro porque mañana hay que chambear porque la casa no se mantiene sola, no hay salida a menos de que tú mismo hagas una con tus propias manos y en muchas ocasiones como hemos visto… quizá no es la mejor, pero, seguimos en lo mismo, ¿qué motiva a un hombre para llegar a esos límites?, pues bien, descartando las condicionantes que pueden compartir ambos géneros como lo son: la perdida de un ser querido, perdida de empleo, decepciones amorosas, padecimientos clínicos inherentes a una actividad neurológica deficiente, etc. Los hombres deben cargar con el peso de… ¿ser hombres?
“Si no podes mantenerme no vales la pena”, “Si vos lloras no vales la pena”, “Si no te gusta andar de picaflor no vales la pena”, “Si te da miedo algo no vales la pena”, “Si no sabes que hacer no vales la pena”, “Si no das el primer paso no vales la pena”, “Si no te defiendes no vales la pena”, “ Si no vistes de tal forma no vales la pena”, “Si no mides más del 1.70 no vales la pena”, “Si no bebes alcohol no vales la pena”, “Si te procuras no vales la pena”, “Si no resistes los malos tratos no vales la pena”, “Si no tienes casa, carro y demás objetos no vales la pena”, “Si no eres hombre… ¿Por qué naciste?
Son solo algunas de las ideas con las que la mente de un hombre puede llegar a torturarse y cuestionarse de manera irreal su validez como persona, como hombre y si bien actualmente estamos atravesando por épocas de cambio en donde los movimientos sociales como es el caso del feminismo no radical, benefician colateralmente a descargar de tantas presiones a la concepción general del hombre, dando por supuesto más protagonismo a las mujeres en vías NO de ayudarnos, sino de un crecimiento y empoderamiento para ellas mismas, lo cierto es que, aún estamos lejos de realmente aliviar esa olla de presión en la que nos han y nos hemos metido como hombres.
Pero, en todo esto hay un factor importante que no hemos tomado en cuenta, si bien el feminismo ha traído buenos y grandes beneficios para el desarrollo y bienestar general de la sociedad, en este sentido, nacer mujer no te hace feminista ni por lejos, ya que, se trata de una creencia idealista y no de un sentimiento natural, es decir, que así como hay mujeres que buscan una igualdad o sencillamente tener más beneficios para ellas y sus libertades, también hay mujeres que abogan por seguir estando insertas en esa ideas antiquísimas en donde la mujer es objeto, trofeo y el centro de los actuares de la humanidad, en pocas palabras, ser mantenidas, situación que a título personal de cada quien estará bien o mal, pero, que sin duda se convierte en un lastre para el feminismo y para la concepción de un hombre sano.
Si no quieres trabajar es asunto muy tuyo, pero ¿Por qué el resto de las mujeres y hombres deben pagar por tu holgazanería? Y acá nos adentramos a un nuevo debate, ¿las mujeres trofeo deben seguir teniendo cabida en sociedades cada vez más plurales y diversas?, y es que sí, el peor mal de un hombre es toparse con alguien de este estilo, la mayor barrera para el feminismo son las féminas que mantienen los ideales machistas en pro de no cuestionar y terminar con sus privilegios, la vida de emperatriz o actriz de Hollywood, solo por abrir las piernas y un poco de compañía barata… ¿ese es el precio del progreso?
Cuando en el relato del génesis se menciona que Eva tentó a Adán… hubiera sido bueno que en lugar de "Eva", la hubieran nombrado: la mujer trofeo, adorno, objeto, etc. y quizá, solo quizá, no habríamos vivido tan acomplejados… yo que sé, toda nuestra existencia.
