Las nuevas tecnologías incorporadas a la producción alimentaria permiten encontrar en cualquier supermercado una gran variedad de alimentos procesados, seguros y asequibles, que contribuyen a mantener una dieta equilibrada. La transformación de alimentos facilita un aumento de variedad en la oferta y la prolongación de su vida útil y su conservación, lo que resulta de ayuda para nuestra nutrición diaria.
La falta de información adecuada ha provocado que muchas personas crean que los alimentos procesados son dañinos lo cual es falso: “La calidad de la dieta depende de los nutrientes que se ingieren cotidianamente, y no del procesamiento de alimentos en sí mismo”, explica el doctor Dietrich Knorr, de la Universidad Técnica de Berlín, autor de una reciente publicación científica que analiza los beneficios de los productos procesados y su impacto sobre una alimentación saludable. El doctor Knorr enfatiza la importancia de la tecnología de los alimentos que permite, mediante su procesamiento, ofrecer productos de calidad y, sobre todo, seguros para el consumo humano.
¿Qué es un alimento procesado?
Es la transformación de alimentos con cualquier acción que altera sustancialmente el producto inicial, incluido el tratamiento térmico, el ahumado, el curado, la maduración, el secado, el marinado, la extracción, la extrusión o una combinación de estos.
Los productos que se consideran transformados o procesados son los que se obtienen de la transformación de los alimentos sin procesar (entre los que se incluyen aquellos que hayan podido ser sometidos a operaciones como la congelación, picado, rebanado, molido). Para su elaboración final pueden incluirse ingredientes adicionales que sean necesarios para su correcta elaboración o para conferirles las características específicas que los diferencian de los demás.
El experto señala que, gracias a las diferentes técnicas de procesamiento con que contamos hoy en día, es posible preservar los alimentos por más tiempo, distribuirlos más fácilmente, mejorar su sabor y atractivo visual, facilitar su consumo, ahorrar tiempo en la preparación de platillos y, por supuesto, garantizar su seguridad. Basta pensar en el proceso de pasteurización de productos como la leche o el queso, gracias al cual es posible eliminar agentes patógenos causantes de enfermedades que podrían ser incluso mortales.
“Aunque, en teoría, un mínimo procesamiento mejoraría el contenido nutricional del producto, en la práctica esto no ocurre”, advierte Knorr. “Las tecnologías que hoy aplicamos para procesar alimentos nos aseguran que éstos sean frescos y conserven, en general, su calidad nutritiva.”
Existen, por otra parte, parámetros y estándares oficiales con los que deben cumplir los alimentos procesados en relación con su calidad nutricional, así como la obligación de informar al público sobre sus características. Muchos de estos productos incluyen, además, vitaminas, minerales y otras sustancias benéficas a la salud que sólo pueden adicionarse gracias a su procesamiento.
Como concluye el doctor en su análisis, “no debemos estigmatizar a los alimentos procesados ni creer que éstos necesariamente son perjudiciales.” Al contrario, es importante identificar que la tecnología es necesaria para su conservación, frescura, disponibilidad y, sobre todo, seguridad.
Las ventajas de los alimentos procesados
Los alimentos transformados o procesados no solo facilitan que el consumidor pueda mantener una alimentación variada, sino también saludable. "Las nuevas tecnologías incorporadas a la producción alimentaria permiten encontrar alimentos adaptados a las necesidades de todas las personas, incluidas aquellas con alergias o intolerancias"