La montaña rusa de la feria de Chapultepec: su historia, detalles y el adiós a una leyenda

Pocas cosas son tan icónicas como perdurar en el imaginario colectivo generación tras generación, por supuesto, los monumentos cuentan con una gran excepción, es decir, ¿podrías imaginar París sin la Torre Eiffel?, ¿Brasil sin el Cristo redentor?, pero, no solo los monumentos pueden ser icónicos, una muestra de ello, son las torres gemelas, que… a pesar de ya no estar en pie, siguen siendo parte de la cultura neoyorquina.

En la ciudad de México existe un fenómeno similar, ¿qué sería del paseo de la reforma sin el ángel?, ¿qué sería del eje central Lázaro Cárdenas sin la Torre Latinoamericana? y en un gran sentido… ¿Qué será de la segunda sección de Chapultepec sin la montaña rusa?

El lunes 4 de abril, comenzaron los trabajos para desmantelar y retirar en su totalidad la estructura de la atracción que para algunos: “fue su primera experiencia en una montaña rusa”, “el lugar ideal para vencer el miedo” y que para otros tantos, fue... “parte de los felices recuerdos de un gran amor juvenil”.

Es cierto, la montaña rusa ya se nos fue… pero, su historia y detalles perduraran por siempre en aquellos quienes tuvieron la fortuna de disfrutarla o de cuando menos, verla a lo lejos pensando: “¿qué se sentirá estar ahí arriba?”


*Si nunca tuviste la fortuna o la valentía de subirte, aquí te dejamos este vídeo para que disfrutes el recorrido*


La montaña rusa fue diseñada por Aurel “Dutch” Vatzin, carpintero de origen rumano y fue construida en tan solo 6 meses con un presupuesto de 12 millones de pesos, dentro de sus especificaciones resaltan sus 35 metros de alto y mil 200 metros de vías para alcanzar los 110 km por hora en bajada y los 70 km por hora en planicie.

Fue inaugurada el 24 de octubre de 1964, junto con el resto del parque, es decir, la colosal estructura de madera y acero se mantuvo en pie por: 58 años - 5 meses y 11 días. De hecho, figuraba dentro del top 20 mundial de montañas clásicas, a la par de ser de las pocas del estilo Dueling (doble carril) y Möebius, es decir, que los recorridos no terminaban en el mismo punto donde comenzaban.


*Fotografía del día de inaugural de la feria de Chapultepec, al fondo la montaña rusa*


A diferencia de muchos otros parques de atracciones, en donde cada una tiene un nombre característico para hacerlas más atractivas, la montaña rusa de la feria de Chapultepec siempre se llamo así: “Montaña rusa”, pero, en algún momento SÍ se le intentó dar un nombre,  ya que, en 1993 la administración del parque cambio de dueños y como parte de la reestructuración, se propuso el nombre “Serpiente de fuego”, sin embargo, el nombre no figuró en lo absoluto, ya que, la gente seguía refiriéndose a ella como “Montaña rusa”.

La construcción de la montaña rusa de Chapultepec se la podríamos agradecer al entonces presidente de la república, Adolfo López Mateos y al jefe del entonces departamento del Distrito Federal, Ernesto P. Uruchurtu. En su momento fue la más grande en toda América latina, siendo visitada por 1.5 millones de personas año tras año.


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De lo vivido solo quedan recuerdos, de los recuerdos quedan las emociones y de emociones es que se trata la vida al final de cuentas, por eso, es cierto que: “recordar es vivir” y que al vivir se recuerda... con miedo, con nervios, con satisfacción y con cariño: “un día estás y al otro no” y un día nos subimos a la montaña rusa de la feria de Chapultepec sin saber que sería nuestro último viaje juntos.

No es un adiós, quizá un hasta luego, hasta que nuestro recorrido por estos lares termine y en un mejor lugar podamos compartir de nuevo la emoción de la primera vez, como niños, como lo que siempre debió ser.


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