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Helados Holanda, de México para el mundo

En el corazón de la Ciudad de México, donde el bullicio del mercado de San Juan se mezcla con el aroma de especias y flores, nació una historia dulce y refrescante: la de Helados Holanda. Un viaje que comenzó en 1927, cuando Don Francisco Alatorre instaló un modesto puesto en el Jardín del Buen Tono, ofreciendo a los capitalinos un oasis de sabor en forma de helados artesanales.

Don Francisco, visionario y emprendedor, se propuso crear helados con un sabor único, utilizando ingredientes frescos y de la más alta calidad. Su pasión por este manjar helado se transmitió de generación en generación, convirtiendo a Helados Holanda en una empresa familiar que ha conquistado el paladar de millones de mexicanos.

Los inicios

En aquellos primeros años, Don Francisco elaboraba los helados manualmente, utilizando recetas tradicionales y un toque personal que los diferenciaba del resto. Su puesto se convirtió en un punto de encuentro para familias y amigos, quienes disfrutaban de la frescura y el sabor inigualable de sus helados.

Más adelante, con la ayuda de su hermana Doña Carmen Alatorre, Don Francisco abrió una nevería en la esquina de las calles de Gante y Capuchinas (ahora Venustiano Carranza) e igualmente vendían productos a casas particulares; así el negocio fue extendiéndose.

En 1938, Doña Carmen Alatorre, debido al crecimiento del negocio, decidió convertirlo en una empresa y el 31 de Diciembre de ese año surgió la compañía Helados Holanda, S.A. de C.V., dedicándose principalmente a la apertura de neverías. 

Durante 1982 Helados Holanda se consolida como el mayor productor de helados y la compañía líder en el mercado mexicano con 10,000 congeladores y una compleja red de distribución. Para 1997 Helados Holanda se transforma en una marca de clase mundial gracias al lanzamiento de marcas como Cornetto en 1997, Magnum y Viennetta en 1998 y Solero en 2002.

Innovación y tradición

Helados Holanda ha logrado mantener un equilibrio perfecto entre la tradición y la innovación. A lo largo de los años, han introducido nuevos sabores y presentaciones, adaptándose a las preferencias de un público cada vez más exigente. Sin embargo, nunca han perdido de vista la esencia original: la elaboración artesanal de helados con ingredientes de la más alta calidad.

Un legado de sabor

Hoy en día, Helados Holanda es una de las marcas más queridas y reconocidas en México. Sus productos se encuentran en miles de puntos de venta a lo largo del país, llevando alegría y dulzura a millones de personas.

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Helados Holanda no solo es una empresa, sino también un símbolo de tradición, sabor y familia. Sus helados han acompañado a generaciones de mexicanos en sus momentos más especiales, creando recuerdos dulces que perduran en el tiempo.

Helados Holanda: El sabor que une a México

La historia de Helados Holanda es la historia de un sueño hecho realidad. Un sueño que comenzó con la pasión de un hombre por el helado y que hoy se ha convertido en una empresa familiar que enorgullece a México.

Sabores emblemáticos

A lo largo de su historia, Helados Holanda ha creado una gran variedad de sabores que se han convertido en clásicos. Algunos de los más emblemáticos son:

  • Chococream: Un clásico sabor a chocolate que ha conquistado a generaciones de mexicanos.
  • Mordisko: Una deliciosa combinación de chocolate y vainilla con crujientes galletas.
  • Chemise: Un sabor fresco y natural inspirado en la piña colada

Una marca comprometida

Además de ofrecer productos deliciosos, Helados Holanda también está comprometida con la sustentabilidad y el desarrollo social. La empresa utiliza prácticas responsables en la producción de sus helados y apoya a diversas iniciativas sociales en las comunidades donde opera.

La historia de Helados Holanda aún está en curso. La empresa continúa innovando y expandiéndose, con el objetivo de llevar su sabor único a nuevos rincones del mundo.


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