Decidido a dejar las drogas, el cantante italiano
Luca Prodan se mudó a Argentina en 1980 porque allí no había heroína disponible. Encontraría refugio en el alcohol y moriría en 1987, a los 34 años. Pero en esos siete años, Prodan reinventó el rock latino con su peculiar acento europeo y el excéntrico mosaico de influencias que componían
Sumo: el virulento post-punk, el vivaz reggae, la amenazante pompa de Van der Graaf Generator y la oscura redención de
Joy Division. El segundo álbum de la banda cuenta con algunos de sus materiales más fuertes: “Los Viejos Vinagres” exalta una actitud de mente abierta a un ritmo furioso, mientras que el febril “TV Caliente” sueña despierto con la diva italiana Virna Lisi. “Heroína” combina el jingle de un comercial de champú con una oda bluesera a la sustancia favorita de Prodan. Irreverente, angustiada y profundamente influyente, la música de Sumo era una flor rara y un presagio de cambio.